Él
Fue una noche sucia. Nuestros amigos sabían lo que hacíamos. Tantas visitas a ese salón oscuro levanta de sobra sospechas. Y encima bromeando con que estabamos en el tema. Tú lo dices con palabras sucias. Me gusta que hablemos de sexo, aunque yo prefiero callar y dejar que,sin prisas, te desnude y rinda cuentas contigo.
Anoche no evité levantar tu camiseta para mordisquear tus pechos. Con medida, a la par que acaricié despacio tu espalda y preguntaba qué es lo que más te lleva de viaje. Quiero hacer que te sientas bien.
Ambos somos personas fogosas, y eso me marca para despertarme esta mañana y preocuparme porque te buscaban en el trabajo.
Lo negarás, pero empiezo a conocerte. Cuando me sigues con tu coche a la misma velocidad, sin apartar temerariamente esa mirada morbosa que me atrapa.
Si me bajo en un semáforo en rojo para abrir tu puerta y besarte, me da igual que la gente se escandalice.
Hoy no tendremos hueco. Solo los minutos para darte la cartera que metiste en mi bolsillo y pensar a tu regreso. Te vas un fin de semana con él.
¿Cuántas locuras nos quedan por vivir? No me arrepiento de conocerte en esta etapa de mi vida.
Me alegro. Es inevitable.
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