miércoles, 25 de abril de 2007

El revuelo de la primavera

Ella

Ayer fue un día grande. Te lo dije, espartano. Sí, cansancio en el trabajo, como siempre, pero sabes que compensa cuando haces lo que te gusta. En vaya embrollo nos metimos al decir que ésto nos gustaba... en fin.
Menos mal que tenía nuestra noche para disfrutar también, la guinda del pastel del día. Me induces a la vida sana, y eso está bien; la verdad es que me sorprendo a mí misma en este sentido. Que bueno es poder ser como somos delante de la gente que quiere que lo seamos, aunque aún no se lo crean, como me dicen, o aunque aún no lo acaben de aprobar. Es normal, y no me importa demasiado. Es nuestra historia y nosotros llevamos el ritmo, aunque siempre hay alguna frase que te hace pensar de más. Repito, no importa: sólo tú y yo sabemos hacia donde deriva y cuando llegan los momentos. Parezco la Cenicienta al esperar las doce.. o un poquito más, pero no importa pues siempre acabas llegando. Nos hace falta un hueco escondido para dar rienda suelta a todo lo que llevamos comido estos días. Te pondría un piso, y no de esos de 30 metros cuadrados que anuncia la ministra... Debe ser la primavera, las feromonas se ponen su traje de espartano (por seguir con los 300) y salen a batallar. Menuda...

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